Los niños ateos
Los niños ateos
Francisco Javier Chaín Revuelta
En el municipio de Córdoba la población mayor de 5 años alcanzaba, según el XII Censo General de Población y Vivienda 2000 realizado por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), la cantidad de158, 827 personas; de ellas 144,658 las registran como personas que profesan la religión católica (91.08 %), otras 2,496 están registradas como personas sin religión (1.57 %) y las restantes 11,673 profesan, según esta encuesta, otra religión diferente a la católica (7.35 %)
Dicen los enterados que hay dos clases de mentiras: las mentiras y las estadísticas. El mismo cuadro estadístico del INEGI para Córdoba informa que 308 personas con edades entre 5 y 9 años no profesan religión alguna, que 1, 191 de las mismas edades (5 a 9 años) profesan religión distinta a la católica y que 16,114 niños y niñas de esas mismas edades profesan la religión católica. Lo anterior obliga a esta nota al ejercicio de imaginar al entrevistador del INEGI, al levantar el censo, preguntar a algún niño o niña de 6 años ¿Qué religión profesa usted? y al pequeño respondiendo: “Soy ateo, no profeso ninguna, ya supere la superstición” También podemos imaginarlo respondiendo “Católico apostólico y romano” o en su defecto decir: “Iluminado de la piedra del último Ovni" ¿Puede una persona de entre 5 y 9 años por sí misma definir su creencia o no creencia tal como lo indica la estadística del INEGI? o ¿Dicha estadística se refiere a la creencia o no creencia que los padres o tutores suponen profesan sus hijos o tutorados? Le atinó usted, a los hijos les imponen una creencia o no creencia sus padres o tutores, tal como les imponen otras muchas cosas. ¿Debe ser así? o ¿Debe mostrárseles primero como son todas las religiones para que cuando alcancen el criterio o madurez suficiente definan o no su propia creencia? Por supuesto que lo que usted piense es lo correcto, ya que cada creencia particular es la que define su particular mundo. Es decir, hay un solo mundo verdadero y tantos mundos como personas.
La práctica cultural de imponer los padres su religión a sus hijos pequeños, es causa de que la religión que profese durante su vida una persona quede definida por la geografía y no por el albedrío, es decir, el que nace en un país mayoritariamente budista, el individuo casi seguramente será budista, si nace en un país del Islam probablemente la persona será un muslim, si nace en un país católico será, casi seguro, un romano. Está cultural razón contiene la implicación de que la mayoría de las personas sólo conozcan, así sea superficialmente, su propia religión y desconozcan totalmente las otras doctrinas que se profesan en todo el redondo mundo. Si a esto se agrega que la intolerancia de los medios de comunicación y de sus comentaristas tiende alabar religión propia y denostar la ajena, pues se destruye toda relación intercultural e internacional, se abona a la nefasta competencia y se conduce a los humanos a la confrontación que termina siempre en una guerra mortífera muy contraria al espíritu original de cualquier religión. Esta nota alega que se equivocan los que generalizan. Si algunas personas que dicen profesar la palabra de Cristo contravienen gravemente sus buenos preceptos, no significa que la mayoría cristiana posea odio. De la misma manera, si algunas personas que dicen profesar la palabra de Mahoma contravienen sus buenos preceptos, no significa que la mayoría musulmana posea odio. La política mundial engaña, incluso a despistados jueces, al disfrazar sus perversos intereses económicos como “guerra religiosa”, pero unidos, los humanos razonables de toda religión desenmascaran ya a todos esos diabólicos amantes del oro y el petróleo. fjchain@hotmail.com
En el municipio de Córdoba la población mayor de 5 años alcanzaba, según el XII Censo General de Población y Vivienda 2000 realizado por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), la cantidad de158, 827 personas; de ellas 144,658 las registran como personas que profesan la religión católica (91.08 %), otras 2,496 están registradas como personas sin religión (1.57 %) y las restantes 11,673 profesan, según esta encuesta, otra religión diferente a la católica (7.35 %)
Dicen los enterados que hay dos clases de mentiras: las mentiras y las estadísticas. El mismo cuadro estadístico del INEGI para Córdoba informa que 308 personas con edades entre 5 y 9 años no profesan religión alguna, que 1, 191 de las mismas edades (5 a 9 años) profesan religión distinta a la católica y que 16,114 niños y niñas de esas mismas edades profesan la religión católica. Lo anterior obliga a esta nota al ejercicio de imaginar al entrevistador del INEGI, al levantar el censo, preguntar a algún niño o niña de 6 años ¿Qué religión profesa usted? y al pequeño respondiendo: “Soy ateo, no profeso ninguna, ya supere la superstición” También podemos imaginarlo respondiendo “Católico apostólico y romano” o en su defecto decir: “Iluminado de la piedra del último Ovni" ¿Puede una persona de entre 5 y 9 años por sí misma definir su creencia o no creencia tal como lo indica la estadística del INEGI? o ¿Dicha estadística se refiere a la creencia o no creencia que los padres o tutores suponen profesan sus hijos o tutorados? Le atinó usted, a los hijos les imponen una creencia o no creencia sus padres o tutores, tal como les imponen otras muchas cosas. ¿Debe ser así? o ¿Debe mostrárseles primero como son todas las religiones para que cuando alcancen el criterio o madurez suficiente definan o no su propia creencia? Por supuesto que lo que usted piense es lo correcto, ya que cada creencia particular es la que define su particular mundo. Es decir, hay un solo mundo verdadero y tantos mundos como personas.
La práctica cultural de imponer los padres su religión a sus hijos pequeños, es causa de que la religión que profese durante su vida una persona quede definida por la geografía y no por el albedrío, es decir, el que nace en un país mayoritariamente budista, el individuo casi seguramente será budista, si nace en un país del Islam probablemente la persona será un muslim, si nace en un país católico será, casi seguro, un romano. Está cultural razón contiene la implicación de que la mayoría de las personas sólo conozcan, así sea superficialmente, su propia religión y desconozcan totalmente las otras doctrinas que se profesan en todo el redondo mundo. Si a esto se agrega que la intolerancia de los medios de comunicación y de sus comentaristas tiende alabar religión propia y denostar la ajena, pues se destruye toda relación intercultural e internacional, se abona a la nefasta competencia y se conduce a los humanos a la confrontación que termina siempre en una guerra mortífera muy contraria al espíritu original de cualquier religión. Esta nota alega que se equivocan los que generalizan. Si algunas personas que dicen profesar la palabra de Cristo contravienen gravemente sus buenos preceptos, no significa que la mayoría cristiana posea odio. De la misma manera, si algunas personas que dicen profesar la palabra de Mahoma contravienen sus buenos preceptos, no significa que la mayoría musulmana posea odio. La política mundial engaña, incluso a despistados jueces, al disfrazar sus perversos intereses económicos como “guerra religiosa”, pero unidos, los humanos razonables de toda religión desenmascaran ya a todos esos diabólicos amantes del oro y el petróleo. fjchain@hotmail.com
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