Vibraciones, lluvias y derrumbes
Vibraciones, lluvias y derrumbes
Francisco Javier Chaín Revuelta
Con la misma certeza de que el humo procede del fuego, las nubes preceden la caída de agua sobre la superficie de la tierra. Si bien el agua se encuentra presente en cierto grado por casi toda la atmósfera, es generalmente invisible, y en forma de vapor. Las nubes son porciones del agua del aire hecha visible, que proporcionan indicaciones del tiempo por venir. La predicción acertada del clima va mejorando con el tiempo, sin embargo, muchas veces, fuertes lluvias pueden llegar casi de improviso y causar daños a los habitantes menos prevenidos. La cantidad de lluvia se mide en centímetros (un milímetro de agua de lluvia equivale a 1 litro de agua por metro cuadrado) La lluvia promedio anual en todo el mundo se estima en 100 cm. En los Estados Unidos Mexicanos las lluvias oscilan entre los 50 y 200 cms. por año.
La acción mecánica de la lluvia es evidente. Cualquier chaparrón intenso abre cauces en los caminos y senderos de tierra. Si el aguacero cae en amplias extensiones arrastra el terreno tan efectivamente como un río. Cuando hay árboles y vegetación que protejan y fijen el suelo, la lluvia no logra arrastrar la mayor parte del mismo, pero si carece de ellos, puede ser erosionado rápidamente. En algunos casos, la lluvia torrencial produce inundaciones de lodo.
En otros casos la lluvia ocasiona desprendimientos de tierra. Ésta, junto con rocas, se desliza en grandes masas por la pendiente. La lluvia contribuye a los derrumbes de distintas maneras. Provoca la desintegración del suelo y aumenta enormemente su peso. Crea nuevos escombros sobre las pendientes, al penetrar en las grietas y hendeduras de las piedras. Cuando las masas sueltas de tierra que constituyen a menudo las márgenes de los ríos se saturan por lluvias muy intensas, a veces se hunden; esto explica gran parte de la erosión marginal de los ríos que se produce donde la lluvia es abundante.
El río Atoyac recibe las aguas del río Seco y este del San Antonio que atraviesa la ciudad de Córdoba, Veracruz. La barranca de este cauce ubicada sobre la antigua vía del Huatusquito (ahora avenida 6) y entre calles 3 y 5 sufrió (6/10/06) por la recientes y abundantes lluvias un fuerte deslave que preocupa a las autoridades y pone en alerta a todos los que habitan las riberas. La autoridad toma medidas correctivas urgentes como impedir el paso vehicular por la zona, invitar a los habitantes de las viviendas en riesgo de derrumbe a abandonarlas, pensar como afianzar el suelo de las laderas, así como mandar llamar a especialistas que detengan el problema.
Coincidentemente mientras Córdoba padecía este deslave, ese mismo viernes en Orizaba concluía en el Museo de Arte el Segundo Seminario de Vías Verdes con propuestas de rescate de todas aquellas vías de ferrocarril en desuso para convertirlas en parques lineales, áreas verdes, senderos o circuitos ecológicos y turísticos. Por desgracia la ecología llegó tarde a la antigua vía del Huatusquito, cuyo ferrocarril dejó de funcionar hace aproximadamente 50 años y la barranca, entre la vía en desuso y el río, pasó a ser además de basurero, vivienda para el lumpen en propiedad federal. Posteriormente los más preclaros, brillantes y distinguidos cordobeses, con esa gran visión acumuladora y acaparadora que siempre los ha distinguido, decidieron con sabiduría y justeza convertir el antiguo circuito ferrocarrilero del Huatusquito en una avenida más que tapizar con sus autos y camiones para producir excelentes vibraciones desbarrancadoras y aromáticos bióxidos de carbono. fjchain@hotmail.com
Con la misma certeza de que el humo procede del fuego, las nubes preceden la caída de agua sobre la superficie de la tierra. Si bien el agua se encuentra presente en cierto grado por casi toda la atmósfera, es generalmente invisible, y en forma de vapor. Las nubes son porciones del agua del aire hecha visible, que proporcionan indicaciones del tiempo por venir. La predicción acertada del clima va mejorando con el tiempo, sin embargo, muchas veces, fuertes lluvias pueden llegar casi de improviso y causar daños a los habitantes menos prevenidos. La cantidad de lluvia se mide en centímetros (un milímetro de agua de lluvia equivale a 1 litro de agua por metro cuadrado) La lluvia promedio anual en todo el mundo se estima en 100 cm. En los Estados Unidos Mexicanos las lluvias oscilan entre los 50 y 200 cms. por año.
La acción mecánica de la lluvia es evidente. Cualquier chaparrón intenso abre cauces en los caminos y senderos de tierra. Si el aguacero cae en amplias extensiones arrastra el terreno tan efectivamente como un río. Cuando hay árboles y vegetación que protejan y fijen el suelo, la lluvia no logra arrastrar la mayor parte del mismo, pero si carece de ellos, puede ser erosionado rápidamente. En algunos casos, la lluvia torrencial produce inundaciones de lodo.
En otros casos la lluvia ocasiona desprendimientos de tierra. Ésta, junto con rocas, se desliza en grandes masas por la pendiente. La lluvia contribuye a los derrumbes de distintas maneras. Provoca la desintegración del suelo y aumenta enormemente su peso. Crea nuevos escombros sobre las pendientes, al penetrar en las grietas y hendeduras de las piedras. Cuando las masas sueltas de tierra que constituyen a menudo las márgenes de los ríos se saturan por lluvias muy intensas, a veces se hunden; esto explica gran parte de la erosión marginal de los ríos que se produce donde la lluvia es abundante.
El río Atoyac recibe las aguas del río Seco y este del San Antonio que atraviesa la ciudad de Córdoba, Veracruz. La barranca de este cauce ubicada sobre la antigua vía del Huatusquito (ahora avenida 6) y entre calles 3 y 5 sufrió (6/10/06) por la recientes y abundantes lluvias un fuerte deslave que preocupa a las autoridades y pone en alerta a todos los que habitan las riberas. La autoridad toma medidas correctivas urgentes como impedir el paso vehicular por la zona, invitar a los habitantes de las viviendas en riesgo de derrumbe a abandonarlas, pensar como afianzar el suelo de las laderas, así como mandar llamar a especialistas que detengan el problema.
Coincidentemente mientras Córdoba padecía este deslave, ese mismo viernes en Orizaba concluía en el Museo de Arte el Segundo Seminario de Vías Verdes con propuestas de rescate de todas aquellas vías de ferrocarril en desuso para convertirlas en parques lineales, áreas verdes, senderos o circuitos ecológicos y turísticos. Por desgracia la ecología llegó tarde a la antigua vía del Huatusquito, cuyo ferrocarril dejó de funcionar hace aproximadamente 50 años y la barranca, entre la vía en desuso y el río, pasó a ser además de basurero, vivienda para el lumpen en propiedad federal. Posteriormente los más preclaros, brillantes y distinguidos cordobeses, con esa gran visión acumuladora y acaparadora que siempre los ha distinguido, decidieron con sabiduría y justeza convertir el antiguo circuito ferrocarrilero del Huatusquito en una avenida más que tapizar con sus autos y camiones para producir excelentes vibraciones desbarrancadoras y aromáticos bióxidos de carbono. fjchain@hotmail.com
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